En el enlace arriba indicado podéis ver y escuchar parte de una actuación en directo,en ella encontraréis en el inicio un fragmento de un poema de Cristina Cocca que a continuación detallo: Háblame de la mar, háblame de este cielo si tú quieres./ Todo será lo mismo, dos azules, dos grises si la tarde es la que mueve el viento que fuera tu caricia/ háblame de este cielo si tu quieres./ Háblame de esas noches donde la sal blanquea los muros de mi casa /y en los acantilados oculta mi escondite./ No me digas: el mar es como un beso de largos manatiales,/ el cielo tiene nubes con la suave hilatura de los linos para tejer la tela de tus sábanas. /Dime sencillamente que me hablarás de vida mientras sueño. Cristina Cocca
Tengo por costumbre antes de cantar recitar como introducción un poema, en este video recito«Fueron mis brazos cuna de tus sueños» del poemario «La respuesta del espejo» de Antonio Pastor Gaitero :
Fueron mis brazos cuna de tus sueños.
Si acaso recordaramos la aurora
con su paciente luz en sus espejos
y viesemos los besos de la infancia,
las aladas sonrisas de tus juegos,
si acaso en un instante las palabras
atendieran abrazos de silencio
y fueran compañeras de sonrisas
y en la paciencia pronunciar te quieros.
Hay un caudal de vida en tu mirada.
Qué pérdida de vida es este tiempo.
Si el silencio dejase de huir a nuestros gritos
y pudiera decir te quiero tanto
que tengo descosidos los brazos de mi cuerpo,
los ojos de mi llanto si tú no estás en ellos,
no sabrás ni podré desde la ausencia
explicarte que vivo en el fracaso
si tú no estás presente en mis anhelos,
si no clamo tu nombre en la mañana,
si no estás en mis brazos sonriendo.
No me puedes prohibir que ahora te nombre,
te tengo que llamar porque te espero.
Antonio Pastor Gaitero
De esta manera doy paso al canto y en esta ocasión el tema elegido es un soneto de Miguel Hernández del libro «El rayo que no cesa» «Umbrío por la pena» musicalizado por Antonio Pastor Gaitero.
Umbrío por la pena, casi bruno,
porque la pena tizna cuando estalla,
donde yo no me hallo no se halla
hombre más apenado que ninguno.
Pena con pena y pena desayuno,
pena es mi paz y pena mi batalla,
perro que ni me deja ni se calla,
siempre a mi lado fiel, pero importuno.
Cardos, penas me ponen su corona,
cardos penas me azuzan sus leopardos
y no me dejan bueno hueso alguno.
No podrá con la pena mi persona
circundada de penas y de cardos
¡Cuánto penar para morirse uno!
Miguel Hernández
Brevemente he intentado acercaros al video elegido y mostraros los textos que utilizo, sé que si la palabra vuela es más fácil el abrazo y es más facil cantarle a la vida.