Tu mar será un caudal de voz inquieta
para mi mar de luces apagadas,
tú dejarás intacta la alegría
llenando de caricias las promesas.
Tus besos deshilados entre espuma
habitarán el trigo y la cosecha
y el sueño del metal y la resina
cuando la luz convierta el oro en ámbar.
Amanece la lluvia perfumada
en la cumbre de tus acantilados
y un mar de estrellas se refugia al alba.
Cuando la luna nos recuerda el beso
y el beso errante tembloroso besa
revuelan como plumas los deseos
girando alrededor de los planetas
en la sed constelada de tu boca.
Se hizo silencio con la mar en calma
la paciencia desnuda en nuestra alcoba.
Antonio Pastor Gaitero