Quería escribir te quiero en todas la palabras, multiplicar el beso, y reflejar la atardecida luz atenuada de la tarde en cada página, llevar la voz esperanzada a tus pupilas y mi abrazo a tu cuerpo y estrechar tu mano amiga y caminar contigo de verso en verso por un libro de poemas.
Y escribirte quería:
No dejes que la sombra se acomode
en el lugar que ocupa tu sonrisa,
donde el latido inicia el movimiento
que da origen al beso y a la entrega.
…
Antonio Pastor Gaitero