Un martes de julio en Libertad 8, participando en un taller de creación titulado «Invierno» entre poetas y cantautores, en el micro abierto que coordina de manera cordial el cantautor Andrés Sudón, canté el poema que os escribo:
Nació la primavera en mis pupilas
y precisé la ayuda del abrazo,
la de una voz serena en la caricia.
Reconocí el aroma de las lilas,
aprendí las palabras trazo a trazo,
a huir de la mentira y la malicia.
Al verano llegué creciendo en pasos
era dueño del mar, mi prepotencia
no me dejaba ver la luna llena.
Me levanté de aciertos y fracasos
y seguí caminando en la inocencia
de saberme más fuerte que la pena.
Reposó su color en mi cabeza,
el otoño llegó sin avisarme
dorando de paciencia mi vereda.
Puso freno al baladro, a la tristeza,
así, con lentitud, vino a llamarme
un septiembre de paz y de arboleda.
Me llamaba la lluvia en los cristales,
en mi interior, la niebla en mi ventana.
Me llamaba el invierno día a día.
Y precisé de nuevo otros pañales,
un invierno de adiós se hizo mañana
y una niñez en mí se repetía.
Antonio Pastor Gaitero