Una cálida luz de atardecer impedía percibir el grato aroma de la encina, el frescor alimonado en los cipreses. El paseo fue lento y reflexivo, él, el centro, y en el recuerdo sus respuestas de humor inteligente.
Volví a la sala dos. Familiares y amigos le acompañaban en despedida.
En mis manos sus libros Cuadernos de la sierra, Relatos en primera y Tierra de viento, de este último leí varios poemas, los fui leyendo con lentitud, aprendiendo de él en cada significado, en cada golpe de acento, y en cada pausa, un silencio de comas, y en cada punto y aparte, un nuevo inicio de lectura.
Elevo este poema al escrito que intenta ser un adiós inacabado. Pertenece al libro Tierra de viento, y es el poema que cierra este poemario.
CRISTAL DE LUZ
Ese reflejo azul de la esperanza
al tocar nuestra piel se multiplica
y se parte en poliedros.
Esa arista de cuarzo se difunde
en la esencia plural de nuestro sino
común y vinculado.
Como el agua en la acequia de los huertos
encontramos bancales de raíces
que respiraron vida.
Fue el instinto y la fuerza de las cosas
los que hicieron posible la cosecha
de tálamos frutales.
Se ha podido labrar esta liturgia
de vendimias con filos de templanza
en otoños de amparo.
Y este cristal de luz sobre la tierra
alumbra la pasión del viento vivo,
amor que es la señal de impulso eterno.
ALEJANDRO TORRES CANO
Ese reflejo azul de la esperanza
Alejandro Torres Cano
Para Alejandro Torres Cano
Ese reflejo azul de la esperanza
al rozar tu poema multiplica
las caras del poliedro, y clarifica
tu verso, tu palabra y tu enseñanza.
A la tierra el azul, el agua alcanza
tu sed para calmarla, y versifica
tu voz, y tu palabra, y edifica
equilibrios de amor en la balanza.
Vivo estarás y vivo en la quimera,
yo presente en tu voz y en tu victoria
porque tu verso es tierra que me labra.
En tu mirada cómplice y sincera
y en tu sonrisa, dejo la memoria,
y me acerco, Alejandro, a tu palabra.
Antonio Pastor Gaitero
Magnífico Alejando. Y precioso homenaje, Antonio.
En cada reunión de la tertulia poética del Círculo de Bellas Artes, le recordamos… sin proponérnoslo nos viene su recuerdo.
Muchas gracias Antonio, soy Fernando Torres Sánchez, hijo de Alejandro, perdona no haber leido esta Elegía que le dedicaste tan sólo un dia después de su muerte, desconocía su existencia. Un abrazo hondo.