Dos idiomas me acercan al abrazo que a seguir en el hacer me obligan, tu palabra de imágenes repleta y tu ritmo de expresión escrita. Tu verso de solemne partitura y tu melódico canto de vida tácita. La soledad en mi presente es un íntimo abrazo en la distancia, si escribo estoy contigo y comparo atardeceres, si te leo, te escucho, y asiento o contradigo tus palabras desde el respeto que tu enseñanza ofrece, si me dejo llevar por la cadencia de tu música, me embarco en un viaje sin fin en busca de mensajes que me indiquen el camino a Ítaca.
En el hacer que la inquietud me indica nunca he caminado solo.
Tu música pacifica
y acompaña en el camino.
Sigue sembrando, juglar,
canto, verso, amor, destino…
Gracias, amigo, por compartir este precioso poema. En nuestro retorno a Ítaca, nuestro origen y destino existencial, te deseo que el 2017 sea un año fructífero en el siempre agridulce sendero que transitamos. Un abrazo fraterno.