Pellejito
Tenía apenas dos meses cuando llegó a casa, los ojos algo inclinados y verdes como una hoja de lechuga al trasluz, inquieto y cariñoso se dejaba abrazar por todos y a todos ronroneaba. No tiene pelo, y unos minúsculos pelillos casi invisibles en el morro, le delataban como gato. Tiene unas enormes orejas puntiagudas elevadas al techo de la casa que giran rápidas y precisas al mínimo ruido que detectan. Algunos amigos dicen ¡Qué raro! Pero cuando le miras de cerca y le coges en brazos, te parece el gato más bonito del mundo, acerca su carita a la tuya y coloca una de sus manos en tu mano, te mira y ronronea…
Fragmento del cuento de «Pellejito» incluido en el libro «Adivinanzas, el libro olvidado y otros cuentos.