Te quiero porque al mar lo siento mío
en tu playa de amor deshabitado.
Y te deseo, amor, porque tus pechos
de altas torres de vida soleada
tocan la luz y habitan mi recinto.
Y presiento que crecen las espigas
y hay mundos nuevos en tu piel de luna.
Y te deseo, amor, porque tus labios
me llenan de lujuria, me enaltecen
y renace la sed de ser amado,
y en tu espalda, de playa atardecida,
descansa el sueño y descansa el alba.
Y mis manos dibujan tus caderas
para besar tus paralelas lunas
donde la noche es luz siendo manzana.
Es fruta el universo de tus pechos
y redonda la luna donde habito.
Antonio Pastor Gaitero
Poema del libro «Tan sólo por la luz la sombra existe»