Amo la vida en su pasar sereno.
El canto de las aguas que amanecen
de satisfecha sed contemplativa.
Amo la luz de la mirada limpia.
El abrazo que ama y no sujeta.
A los ojos que abrazan latitudes
y sonríen sin prisa.
Al corazón de todos,
y a los pulsos que marcan inquietudes
en lazos solidarios de esperanza.
Amo la siembra
y amo la palabra,
y la semilla si la voz consigue
cantar en el acorde de la espiga.
Y a todos los colores.
Amo la piel por diferente, y únicas.
Amo la voz en todos sus idiomas.
Y cuando entiendo el sí de las caricias
y mi pecho responde
con un beso que abraza, y se conmueve,
me reafirmo en amar
para saberme vivo.
Fotografía de Rocío Pastor Eugenio. WOMANWORD