Hoy levanto mi pluma porque quiero
dibujar en tu voz nuevas palabras
que reflejen el eco del silencio
en la bóveda azul de la memoria
tu presencia de abrazo sosegada.
Allí en donde estés tu voz espero
para hablar de la mar y de la encina,
del origen del aire y la distancia,
de la existente vida y su conjunto,
de todos los planetas y sus formas,
para hablar por hablar, para escucharte,
y responder con canto tu regreso.
Porque llueve en mi pecho la mañana,
te espera en el cobijo de la aurora
abierto de rocío y hierbabuena,
y el corazón hendido te suplica
¡Acércate!, Yo sé que no te has ido.
Porque tengo sequía de tus manos
te abrazo ahora que mi pluma cita
en este escrito de vida tolerada
tu nombre en el abrazo que propongo.
Llámame zarco, ya que paciente espero
como la mar los vientos encendidos
para acercar mis brazos a la orilla
de tu eterna sonrisa amanecida,
para esperar paciente la calma que propones,
para jugar al mus de compañeros,
y recorrer de tapas nuestros bares.
Digo tu nombre, y sabes que te escribo,
en este mar azul donde te espera
un cielo de satén y de cretonas.