A Laura Pastor Eugenio
Es verde el mar, es verde si lo miro
a través de tus ojos,
y verde el cielo y verde la esperanza.
Verde madera tu mirada verde
y tus ojos de estrellas consteladas
serán campos de arroz en la albufera
de mi pecho, vivencia y alimento.
El trigo crece verde hacia la espiga,
y la semilla brota y enriquece
el campo y sus confines siderales,
y sucede la vida y sus misterios,
y el origen del fruto multiplica
la razón de vivir en armonía,
la razón de la savia desatada,
el pulso de la especie.
El tiempo suma y pasa, es insensible
al ciclo natural que nos persigue,
siendo incesante el paso de los años,
pero sabemos que el instante es nuestro
y nada puede acelerar un beso
si el abrazo destella en tus pupilas.
Laura tiene el acento suspendido,
entre vocales une la palabra
y vuela victorioso en la mañana
el verdecido gesto de su nombre
a sus ojos de vida llena y nítida.