Me siento solo y hablo con el gato,
él gira la cabeza,
sostiene en mí sus ojos,
me escucha, y yo presiento que me piensa,
hay una paz que abraza en su mirada,
le digo sin hablar, ¡Qué bueno eres!
Él pide y no suplica,
me lleva a la cocina
quiere comer, se sienta al pie del plato,
come y bebe y me mira agradecido
y se va y se refugia entre las mantas,
es octubre y la casa ubica al norte,
tiene frío, no tiene pelo,
se llama Pellejito
y está conmigo siempre.
Antonio Pastor Gaitero
Poema del libro «Viaja el tiempo en un tren sin estaciones »
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El amor y la empatía se construye desde los escalones más débiles e indefensos… y me encantan los Sphynx!!!!
Un gran abrazo.
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¡Genial!
Gracias Florencia, abrazos