Inventamos los ciclos de la luna
para seguir los pasos de la noche,
y no para soñar un beso cálido
si la luna a creciente se levanta.
Inventamos los ciclos de la aurora
para iniciar en la vereda el paso,
y no para enlazar luz y rocío,
o si la luz de la mañana sigue
pintando su color a las espigas.
Inventamos las horas, la disculpa,
para olvidar al vernos la sorpresa
y limitar así nuestros encuentros.
Reinvento el beso que al presente acude,
reinvento el mar que siempre nos espera,
y tu mirada invento, tu sonrisa,
y tu noche de estrellas consteladas,
y tu mañana de espigas y de abejas
que siembran flores en el beso cálido.
Esto invento de nuevo si es preciso
para que sepas que en la paz espera
la noche y la mañana de tus sueños.
Poema del libro «Viaja el tiempo en un tren sin estaciones»
Antonio Pastor Gaitero