En este mar incierto de latidos
cuando la duda descontrola el aire
y respirar deja de ser rutina,
fue tu palabra el verso más amado para mí.
Fue tu sonrisa mi verso.
Cuando la calma procuró la lluvia
se llenaron los cursos de simiente,
brotó la primavera en tus pupilas
y floreció la luna entre tus brazos.
Fue tu sonrisa el verso más amado para mí.
Se regaron los surcos y tus mares
recibieron el trigo verdecido,
tu voz la paz y tu sonrisa el beso,
tu cuerpo la amapola,
y su color se acomodó en tus labios,
fue tu sonrisa el verso más amado para mí.
Cuando el agua besó tus labios grana
fue tu sonrisa el verso más amado para mí.
Antonio Pastor Gaitero