Sé por tus labios
que hay un dulzor a fresco en la mañana.
Y porque quiero verte me reflejo
en el recuerdo ansiado de tu imagen
que como el mar, tu mar, mi alma serena,
y me reflejo en ti para abrazarte,
para fundir en desnudez locuras
y contemplarte, amor, y contemplarte.
Que torpe soy, no percibir tu risa
paralela a la vida,
ni tu suma de amor
multiplicada en besos.
No puedo decirte adiós,
no puedo pronunciar esa palabra,
la odié desde niño ¿Sabes?
mucho antes quizás de pronunciarla,
no puedo decirte adiós,
no puedo pronunciar esa palabra.
Antonio Pastor Gaitero (1974)