Tu mirada de miras minuciosas
indefenso dejó mi labio herido,
y un beso de embeleso suspendido
llano llenó mis labios, que sonrosas.
Fuego manan tus manos milagrosas,
me acerqué con acierto a su latido,
lento delata el lazo y ni he querido
a tus manos dejar de ser ociosas.
Me sujetan tus manos y parece
que el beso crece, besa y se anticipa
y el sueño en tu mirar se adueña y mece.
Se levanta, se eleva y se emancipa
al fuego fiero firme permanece
desemboca en tu boca y participa.
Antonio Pastor Gaitero
Fotografía de Pedro Ignacio Tofiño