Tú sabes que te nombro cuando escribo.
Recuerda que una tarde te quedaste
dormida entre los brazos de la aurora
y se hizo eterno el sueño de los besos
que esperaban el fuego en tu contorno.
Sé que sabes que cuando digo vida
te nombro y te recuerdo,
y cuando escribo beso
te beso y te pronuncio,
sabes que estás en el acento eterno de un adiós
que espera tu regreso.
Que la palabra abraza y te sonríe
porque sentirme vivo fue la causa
que tu mano mi mano protegiera,
que la esperanza de sentir tus labios
en el fondo del sueño permanece.
Sé que sabes que ayer no es el pasado,
que te espero impaciente todavía.
Poema del libro «Con nombre propio»