Me lleva a la lectura el calor del verano, y el frío del invierno a los libros me lleva, todas las estaciones del año con sus trenes me abrigan y acarician, y el poema surge y me proteje, y busco en él su ritmo y sus canciones. Estoy leyendo ahora «El frío de los días» de Rodolfo Serrano, (Viejos tangos encontrados en una maleta) y me entretengo en el poema «NADA IMPORTA» y leo y vuelvo a leer, y leo cantando:
Nada importa
Esa dulce tristeza del café sin azúcar
viendo pasar la tarde en las calles sin gente.
Releo algunos libros, escribo alguna carta
que no sé a quién mandarle.
Y después pongo un tango y anhelo un cigarrillo.
Pero si, en este espacio de silencio y miedos,
me viene como un sueño los días que vivimos,
y se meten por todas mis venas y bolsillos
y recorren mis trajes y me besan el cuerpo.
y entonces tu recuerdo como una suave brisa
que ahuyentara, de pronto, el calor del verano.
Y te pienso cuando eras la más bella palabra,
el roce de una mano en los bares oscuros.
Cuando tú regresabas de algún tiempo lejano
y te hacías presente igual que un telegrama
que anunciara la vida pequeña de las cosas.
Rodolfo Serrano