Adivinanza 13 de abril de 2020

 

Es un mar que aparece a nuestro paso

y en el suelo de asfalto se serena,

al desnivel  en tierra  si no drena

se mantiene relleno, como en vaso

que piso y piso y salto y lo traspaso,

es un mar pequeñito y un espejo,

mis barcos de papel en su agua dejo,

unas veces los salto y no me mojo,

otras rompo el espejo y me remojo

y con botas de goma me protejo.

 

Y la primera  letra es consonante,

de nuestro abecedario la tercera,

la segunda es callada y verdadera,

la tercera es vocal y va delante,

dos consonantes más y tiro el guante,

una letra cerrada finaliza,

dos sílabas contiene y vocaliza

la palabra encerrada en la escritura,

porque sé de tu esfuerzo en la lectura

a tu mente el acierto se desliza.

Antonio Pastor Gaitero

fotografia de la adivinanza 13 de abril 2020

Fotografía del libro «Adivinanzas, el libro olvidado y otros cuentos» Cirodelia (Adobe Stock) publicado por Editorial Juglar – de Antonio Pastor Gaitero

 

 

 

 

 

EL MEJOR REGALO, UN LIBRO

fotografía iluminada 2018

Al abrirlo, una sábana

se extiende por tus manos

como una nube blanca

de pájaros repleta

con extendidas alas,

las alas son acentos,

los pájaros palabras.

 

Si se cierra, descansan

en nieve las palabras,

y los dibujos duermen

en camas numeradas.

Si se abre, descubres

el nombre de las plantas,

el origen del hielo,

el canto de las aguas.

Una historia que empieza

otra historia que acaba.

Libro cuando lo abro

del papel las palabras.

Si se cierra se juntan

las hojas y descansan.

Las alas son acentos,

los pájaros palabras.

Poema del libro «Adivinanzas el libro olvidado y otros cuentos»

Estos libros se pueden conseguir en http://lastura.es/  TLF 34  925 89 60 25

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Este libro se puede conseguir en http://editorialjuglar.com/ TLF 34 925 89 60 25

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Concierto en el Llagar, en Canillejas

La pelota ahuevada

En el barrio jugábamos al fútbol en la plaza del cine (la plaza del cine y la plaza de la iglesia eran las únicas que estaban asfaltadas). Fernando era el más alto y era también el único niño que tenía pelota, y él decía quien jugaba con ella y quien se quedaba sin jugar. Mi amigo “Rafaelito” era muy delgado y casi nunca contaban él, mi amiga Carmencita era muy guapa y valiente y era la primera que elegía Fernando para su equipo, yo era el portero, porque me tiraba al suelo aunque fuera de piedra y lo paraba casi todo. Fernando que era el mayor tenía diez años. Bajaba después de merendar y decidía a pies con Hilarita, que era la mayor de las chicas, quien elegía cada uno para su equipo.

A mí casi siempre me elegían de los primeros. Esa tarde nadie quiso elegir a mi amigo Rafaelito y mi amiga Carmencita dijo que si él no jugaba, ella tampoco. Me puse al lado de Carmencita y dije que yo tampoco jugaba, entonces a Fernando le dio por reír y dijo qué tontos, pues vale os quedáis sin jugar.

Nos fuimos al callejón del barro a jugar al “gua” (a las canicas) y se vino con nosotros Teresa que era muy alta, Pablo que jugaba muy bien al fútbol y mi hermana Carmina.

Rafaelito, Matilde, Carmencita y mi hermana Carmina, al poco se fueron a merendar y nos quedamos Pablo y yo jugando a las canicas. Hicimos una raya en la tierra para salir, primero teníamos que meter la bola en el agujero y luego golpear con nuestra bola la canica del contrario y seguidamente volver a meter la bola en el “gua”, así ganábamos una bola, Pablo tenía mucho tino, era el mejor, si yo alejaba la bola me daba y luego metía su bola en el “gua” aunque estuviera muy lejos, si por el contrario me acercaba al agujero, Pablo tiraba al “gua”, la metía y luego golpeaba la mía con precisión y otra vez me ganaba, se estaba haciendo de noche, apenas veíamos jugar y menos mal, porque ya no me quedaban bolas para seguir jugando, me arruchó, hasta mi bola preferida que era de cristal azul.

Llegó el día de mi cumpleaños y mi madre me llevo a una fábrica de pelotas de goma que había en el “Pitañal”,  que era un barrio que estaba arriba del nuestro. Teníamos que atravesar para llegar a él, la era y el melonar, donde a veces íbamos a “coger” melones.

Me compro una pelota de goma que se la vendieron muy barata porque salió defectuosa, tenía un huevo. A mí no me gustó y lloré mucho. Mi madre me dijo, no te enfades y alégrate, tienes una pelota para jugar.

Yo no quería sacar mi pelota a la calle, me daba vergüenza y la escondí debajo de la cama.

Mi hermana Carmina se lo dijo a mi amiga Carmencita y las dos me convencieron para jugar en la plaza.

Fernando y todos los demás se rieron de mi pelota, que cuando botaba no sabíamos qué dirección iba a tomar y nos obligaba a correr detrás de ella cuando el huevo tocaba la calzada. Carmencita se reía como nunca y Rafaelito que era por cierto del Atlético de Madrid corría como un loco tras ella riéndose también. Para no correr tanto, dijimos que mejor nos la pasábamos de mano en mano haciendo un corro, pero cuando se nos caía, otra vez, todos corriendo detrás de la pelota, nos partíamos de risa.

Inventamos el rugby-fútbol, era súper divertido.

Fernando, Hilarita y todos los demás se acercaron  y nos dijeron que si podían jugar con nosotros. Carmencita y mi hermana Carmina les dijeron que si, pero Rafaelito será quién elija a pies con Matilde los componentes de los dos equipos. Rafaelito ganó a pies y me eligió a mí el primero.

Me fui corriendo a mi casa, ¡Mamá¡ ¡Mamá! ¡Abre! Salió mi madre asustada, le di un beso y me fui corriendo a la plaza.

Cuando llegué estaban todos jugando y riendo con mi pelota.

Cuento del libro» Adivinanzas, el libro olvidado y otros cuentos»

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En el cole

Pasar una mañana con alumnos de tercero de primaria es volver a la ilusión y a la sorpresa, al júbilo, a la atención, a la algarabía descontrolada,  al silencio y a la pregunta, en suma a la niñez. Les presenté el libro infantil «Adivinanzas, el libro olvidado y otros cuentos» les canté canciones, y con las adivinanzas provoqué respuestas al acierto, que con suma celeridad respondieron afirmativamente, hubo risas y todos querían responder levantando la mano con impaciencia. La despedida fue entrañable, algunos me abrazaban  y me sentí querido por su espontaneidad, me ofrecían sus manos sonriendo y me sentí importante por segundos.

tercero de primaria es San blas

Les canté entre otras esta adivinanza:

Al abrirlo una sábana

se extiende por mis manos

como una nube blanca,

de pájaros repleta

con extendidas alas,

las alas son acentos,

los pájaros palabras.

Si se cierra descansan

en nieve las palabras

y los dibujos duermen

en camas numeradas.

Libro cuando lo abro del papel las palabras.

Si se abre descubres

el nombre de las plantas,

el origen del hielo,

el canto de las aguas,

una historia que empieza

otra historia que acaba.

Si se cierra se juntan

las hojas y descansan

los ecos de las voces

que cuentan las batallas,

no sabrás si se cierra

que hay estrellas al alba.

Libras cuando lo abres del papel las palabras.

Adivinanza del libro «Adivinanzas, el libro olvidado y otros cuentos»

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Regala libros

No existe mejor regalo que un libro, en todas la fechas, en todas las ocasiones.El libro es un mundo por descubrir, se convierte en tu compañía, te hace suyo y siempre te espera impaciente a la lectura, se siente cómodo en tus manos, y vivo cuando abres sus páginas.

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Pedidos a

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http://www.editorialjuglar.com

 

antoniopastorcantautor@gmail.com

Adivinanza

Adivinanzas cartel del niño mirón

Del libro «Adivinanzas, el libro olvidado y otros cuentos» propongo esta adivinanza, os atrevéis a adivinarlo. Os recuerdo que personas pequeñas de siete años han dado con la solución.

No es una enfermedad y es contagiosa,

y te cambia la cara en un instante,

es necesaria dicen, e importante

aunque a veces es grito y es llorosa.

 

Unas veces tranquila, otras nerviosa,

no hay ninguno de ella que se aguante,

a veces sin cantar nos pega el cante,

y descubres que es falsa, si es forzosa.

 

Se introduce y te agacha y te retuerce,

y te cuesta parar y te sonroja,

por mucho que no quieras siempre ejerce

 

su fuerza sobre ti, nunca se enoja,

no hay nada que la venza, que la fuerce,

y es unas veces fuerte y otras floja.

Antonio Pastor Gaitero

Adivinanzas- cubierta