Presentación de Valentín Martín del libro «Con nombre propio»

Tener estilo es muy difícil. Antonio Pastor Gaitero tiene

un estilo fácilmente identificable. Lo que se llama en

poesía voz propia. Se ve en este libro y en todos sus libros

anteriores. Yo siempre he dicho que su poesía es muy

musical y su música muy poética. Hoy lo vamos a oír.

Antonio Pastor Gaitero, además de tener estilo, voz

propia, una gran densidad lírica y un gato,  tiene corazón.

Pero no un corazón pasivo.

No es casualidad que este libro se llame CON NOMBRE

PROPIO.

El nombre propio no es el suyo, sino el de todos los

demás, a los que él dedica lo mejor de sí mismo.

CON NOMBRE PROPIO es un ejercicio de buena poesía,

porque tener corazón no impide el talento.

Si espigamos, dejando aparte su paso por la buena

mordedura de la reflexión sobre la fugacidad y muchas

más emociones, ese tigre que es el paso del tiempo, y otros

asuntos, nos encontramos con los nombres a los que él ha

proclamado al definirlos.

CON NOMBRE PROPIO lleva un prólogo de María

Guivernau. María dice que no ha encontrado a nadie que

no quiera a Antonio. Se olvida de que tampoco existe un

alguien que no quiera a María.

Antonio Pastor se declara alumno de Emilio Ruiz Parra,

a la manera que Laínez Alcalá lo fue en carne y hueso de

otro Antonio, Antonio Machado. A Laínez Alcalá le

gustaba compartir el farinato con los universitarios en los

portales de San Antonio de la salmantina escuela. El

farinato llama al vino y en el vino de Emilio persiste

Antonio, persiste.

Enrique Gracia Trinidad provoca en  Antonio Pastor

expresiones tan hermosas  como  el andar sigiloso de las

sombras y el amasar las horas del silencio, mientras al

fondo suena el ritmo de un bolero.

Víctor Chamorro es el protagonista de un soneto que

Antonio Pastor viste de preguntas a la manera de Lope de

Vega.

Limpiar el verso de maleza es lo que hace Alfredo

Piquer. Así lo ve Antonio Pastor y así lo cuenta.

Yo sé que Francisco Caro piensa que escribir es arar. Y

Antonio Pastor le adivina la intención en un verso que

habla de la arena que la mar baña.

Y de repente el tirón de cualquier soneto se aparta y deja

paso a uno de los poemas más emocionantes que se han

escrito. De Antonio Pastor Gaitero a Lorenzo Pastor

Gaitero, un hombre al otro lado de la vida a quien el

hermano espera para hablar del mar y de la encina. No

miento si os digo que al leerlo lloré por la garganta arriba.

De poeta a poeta, Antonio Pastor no sólo ve en Isabel

Miguel los ojos más bonitos de Castilla la Vieja sino su

voz sonriendo al viento de la poesía.

Qué cercanía veo yo en los versos de Antonio Pastor a

Alberto Alcalá. Me reconozco en la siembra, en las

semillas, y me crece en las manos el niño que fui un día,

entre nidos y trigales.

Cuando  Antonio Pastor escribe versos para Alicia

Ramos, no puedo evitar mirar por los visillos del poeta y

ver a la muchacha renegar de los sonajeros de La Fídula.

En Inés Poveda Antonio ve la luz de Sorolla y la sombra

de Rembrant. Un canto a los ojos de Inés.

Las persianas de la tarde y la quietud de las ventanas son

para Cristina Cocca, regalo íntimo de Antonio Pastor Gaitero.

Cuando a Antonio Pastor le nombras a Miguel Ángel Yusta

pone a bailar los acentos en sus coplas. Natural en

un poeta que no conoce las palabras mudas.

No hay lenguaje comparable al del agua recién nacida.

Y eso lo ve mejor que nadie Antonio Pastor en Félix de la Torre.

Antonio Pastor  se pone más de pie para retar a Laura

Gómez Recas, en un poema que termina con un verso

para la certeza: y en los campos al viento verte quiero.

Ángel Guinda, otra ausencia que Antonio Pastor ve como

un claro azul de mar a las afueras. Qué belleza esta mirada

de Antonio sobre aquel Ángel que estuvo entre nosotros.

Antonio Pastor y Antonio Capilla Loma comparten

senda, amor, dignidad y verso. Es lo que el poeta pide.

Con Inma Ferrero delante, Antonio Pastor cambia la

estructura poética y se desliza como una melodía

inevitable hasta el abrazo de la aurora. Será romana, supongo.

Lo mismo hace con el gran Gabriel Celaya a quien

Antonio Pastor sigue desde que nació en  el barro,

en el pulso, en la sílaba música.

La voz de Dani Muñoz es vida para Antonio Pastor que se

entretiene y creo que en sus canciones se entrega.

Antonio Pastor intenta encontrar la voz del misterio de

Chuss Laforet, entre las espigas, el mar y probablemente una guitarra.

Volver al origen con Manu Clavijo es la propuesta de

Antonio Pastor que habla en este poema mucho de música

y aquella nostalgia de las calles nocturnas.

Con Juanlu Mora Antonio Pastor quiere volar. Quizás

porque ve en Juanlu la vocación de vilano que él no sabe que ya tiene.

A Claudio H Antonio Pastor le roba versos y resulta un

poema entretejido de ternura y vida.

Ay Daniela Riso y  La Fídula muerta, qué desnudos la

calle Huertas y el corazón de Antonio Pastor dejan.

Valentín Martín. Este es un viejo verde con la pata de

palo. A su bellísima boticaria le ha bajado la ternura desde

que él tiene los orgasmos secos y ya no necesita comprarle

artefactos. Antonio Pastor no lo sabe.

Julio Hernández, madriles negro cubano,  se va con

Antonio Pastor de la mano para cantar libertad. Libertad,

qué gran palabra. Y qué frenesí tiene este poema.

La amistad es una forma de amor que Antonio Pastor

reclama a Mario García Gironés.

Aunque la amistad sucede cuando sucede,

 no hay duda que el poeta esta amistad merece.

Canillejas y Federico Laporta están presentes no sólo en

este libro de Antonio Pastor y en la tinta del Orejas, sino

en los sueños de hoy que ayer mismo iban al colegio juntos.

De Lidia López Miguel Antonio Pastor precisa aprender

su sonrisa, su risa, y un rostro de paz que amar precisa.

Ante Conchita Eugenio Utrilla Antonio Pastor se viste de

domingo y de preguntas. El poeta no echa cuentas, se reafirma. Como amor llama al amor toda una vida juntos,

Antonio Pastor Gaitero no podría terminar este poema

Sino con un te quiero.

El viento se hace malo y anda entre los cipreses ante en el

adiós de Emilio Rioja Juárez. Antonio Pastor recuerda su

mano, su mundo, hasta que llegó el frío circular del silencio.

Tres años hace ya de Paloma Garcerán Ballesteros y

desde su pecho de mañanas florecido Antonio Pastor

recogerá el rocío de sus días. Escrito queda.

Volaron a otra parte los pájaros de luz de Hilario

Martínez Nebreda. Y desde él se alza la voz de Antonio

Pastor prometiéndole el mar y alas para el invierno.

En Juan Carlos Prados de Lucas, Antonio Pastor ve

poemas, pentagrama y noches que le buscan y le reclaman.

Cierra esta lista el nombre de Riky Gary a quien Antonio

Pastor obedece y nombra maestro y hermano. El poeta es

feliz haciendo caso y así vive tras las ventanas la vida en

paz que siempre pretendió Antonio.

Esta bandada de nombres no está lanzada al albur. Ni uno

de ellos está solo. Y entre nombre y nombre hay una

urdimbre tejedora de la mejor poesía que salva unigénitos

y provoca el mismo destino: la emoción. Antonio Pastor

Gaitero es el labrador de más aire que con la saquita llena

sobre el hombro y la cadera izquierda, va lanzando

puñados de simiente con la otra mano para que cada grano

caiga en su sitio que es el valle y no el cerro. Todo de

modo natural, todo de modo magistral. Porque el mejor

poeta no es el que protagoniza más estruendos sino el que

nos hace temblar. Su paso es seguro, su memoria poética y

musical, tan febril como inagotable. Y no hay miedo de perderse.

También la mar está llena de miles de barcos y los conoce.

Sabe de dónde vienen y a donde van. Incluso si el destino

de alguno es naufragar y quedarse. Sepan ustedes que

están ante uno de los libros más emocionantes que he leído

desde que me di al vicio. Así que hagan como yo: lean,

escuchen y disfruten del mejor hablador de la música.

Valentín Martín

Tú sabes que te nombro cuando escribo

Tú sabes que te nombro cuando escribo.

Recuerda que una tarde te quedaste

dormida entre los brazos de la aurora

y se hizo eterno el sueño de los besos

que esperaban el fuego en tu contorno.

Sé que sabes que cuando digo vida

te nombro y te recuerdo,

y cuando escribo beso

te beso y te pronuncio,

sabes que estás en el acento eterno de un adiós

que espera tu regreso.

Que la palabra abraza y te sonríe

porque sentirme vivo fue la causa

que tu mano mi mano protegiera,

que la esperanza de sentir tus labios

en el fondo del sueño permanece.

Sé que sabes que ayer no es el pasado,

que te espero impaciente todavía.

Poema del libro «Con nombre propio»

Firmando en la Feria del libro de Madrid

Lunes 20 de septiembre de 2020.

La tarde de luz se vencía en los cristales de las nubes, amenazaba lluvia, apenas unas gotas cayeron al asfalto, y lento el atardecer seguía su curso hacia las sombras, el sol se hizo dueño de unas horas.

El la caseta 150 de la Feria del libro de Madrid, estaba colocándose para su presentación el libro «Con nombre propio» publicado por «Lastura ediciones».

Eolo dispersaba seguro en su paciencia unos nubarrones grises de acuarelas.

En mis manos el libro, y lo levanto, abro sus hojas y en ellas me entretengo, y leo para mí en un susurro: «Tú sabes que te nombro cuando escribo…/ sabes que estás en el acento eterno de un adiós que espera tu regreso/ que la esperanza de sentir tus labios en el fondo del sueño permanece…

Vinieron a verme amigos que alegraron la tarde y firmé con la ilusión de un niño con sus primeros juguetes, este libro de poemas que os dedico.

Te pienso ahora que el escrito nombra

Te pienso ahora que el escrito nombra

la imagen de tu risa paralela

al surco de tu boca, y se desvela

la sed del beso que al amor asombra.

Te pienso de mañana si la sombra

me cubre de recuerdo y sobrevuela

sobre el verso, el soneto y la espinela

cuando el canto te llama y te renombra.

Faltan instantes para estar a solas,

lo saben nuestras manos en la espera

del tacto al beso que al amor apresa.

Se nos escapa el mar entre las olas,

lo sabe el tiempo que tu adiós tolera,

lo sabe nuestra boca si no besa. 

Antonio Pastor Gaitero

Mi nueva guitarra