Quiso la luz que naciera en primavera. Sus manos se extendieron como alas de mariposa para abrazar al mundo y sus constelaciones, abrió sus ojos y un azul claro inundó la vida y el mundo giró en sus circunferencias. Todo cambió en mí. Se llenaron mis pasos de inquietud y los caminos se multiplicaron, todos me llevaban a su sonrisa, acuné en mis brazos sus noches despiertas y la música nos acompaño noche tras noche, era un fijo a nuestra cita Franz Schubert con la sinfonía nº 8 “La incompleta”, Vivaldi y sus cuatro estaciones, Ludwig Van Beethoven y sus nueve sinfonías, Tschaikowsky y su vals de las flores entre otros, Verdi y el coro de los esclavos del Nabucco, la sinfonía del nuevo mundo de Anton Dvorak , Fragmentos del Príncipe Ígor de Borodin, la barcarola de los cuentos de Hoffman y muchos otros que poco a poco formaron nuestra colección musical. Quiso venir para actualizar los tiempos, Carlos Cano, y fue de repetidas veladas la presencia de Dire Straits y su Brothers in Arms, Chris de Burgh, Chris Rea, Ella Fitzgerald, Louis Armstrong y muchos, muchos más nos acompañaron en noches de insomnio.
Hoy los escucho a todos en el recuerdo.
En nuestros brazos se acunaron melodías que nos acompañarán siempre.
Naces perla de la noche,
manto estrellas al alba,
transparencia cristalina
que da vida a la mañana.
Rocío es un acorde en la obertura.
Su musical acento amanecido
es caricia, la voz que silenciosa
cubre de azul en flor de su pupila
perlas de luz, en luz adolescente.
Felicidades, Rocío Pastor Eugenio