No dejes que la sombra se acomode
en el lugar que ocupa tu sonrisa,
donde el latido inicia el movimiento
que da origen al beso y a la entrega.
No respondas al miedo con la duda
ni al silencio contestes sin respuesta,
la paciencia es un acto inteligente
que aleja el grito y frena los venablos.
La prímula paciente reverdece
el frío valle que el invierno cubre.
Bajo la tierra el ónice reposa,
de mineral se envuelve y ornamenta
sale a la luz y su color enciende,
y tú eres mar y cuarzo que despierta
el pulso de la vida, y da conciencia
al latido y al paso que nos lleva
a perseguir el curso de los días
para alcanzar los ciclos de la luna.
Antonio Pastor Gaitero.