Está contento,
salta por los sofás, las sillas,
se refugia y observa entre las plantas,
corre y patina en el parquet, me mira,
le persigo y me escondo en los rincones,
se acerca sigiloso,
le alcanzo y le sujeto,
le cojo en brazos,
y bailamos un vals por la cocina,
él está sorprendido,
se alegra de tenerme siempre en casa.
No entiende del refugio en cuarentena,
él la soporta en su vivir diario.
Pellejito me sigue a todas partes
se encarama a mis hombros
y allí se queda el tiempo que prefiere.
Mientras escribo me respeta,
quieto se queda en el estudio,
se asoma a la ventana mientras canto,
y pensará quizás mientras me escucha
-que suerte tiene aquél cuando pasea
en silencio, y sólo piensa en sus cosas.
¿Cuándo se irá a comprar el Antoñito ?
¿Y cuándo dejará la guitarrita?
Y a su pesar me sigue y me acompaña.
Antonio Pastor Gaitero